....O Cuky y el Sombrerero Loco al que no voy a volver a dejar entrar más en casa...
Porque es un liante de mucho cuidado.
Sí.
Si algún día lo veis aparecer, haced que no estáis en casa, que no os vea.
Y por qué digo esto.
Bien.
Lo digo porque el otro día a Cuky se le ocurrió (inocente e infeliz) invitar al dichoso Sombrerero a tomar el té en casa. A mí la idea ya no me gustó desde al principio porque, si recordáis la película de "Alicia en el País de las maravillas", el Sombrerero Loco era un majara de mucho cuidado que se dedicaba a romper tazas, servir té en chisteras, mover la lengua muy deprisa y hacer con los ojos chiribitas, (entre otras aficiones), y no me apetecía verme recogiendo platos rotos del suelo.
Pero aquí estoy.
En mi pausa de recoger platos rotos del suelo.
Bueno, platos rotos, tazas estrelladas, puertas de armario destartaladas y churretones que no salen ni con lejía, ni con don limpio, ni con aguarrás.
Pero eso no es lo peor. Lo peor vino cuando vi los restos....Los restos de una tarta que había preparado ese día y que no me había dado tiempo a probar... Pero no os preocupéis que el dichoso ñarigudo dio buena cuenta de ella... T_T
Y me diréis que qué está haciendo Cuky mientras yo recojo. Cuky está pagando su penitencia. Me tiene que hacer de aquí al año que viene, varias docenas de galletas y cupcakes, de los que no va a probar ni uno. Eso y buscar al Sombrerero Loco por el Google Earth... (no me digáis cómo, pero él está convencido de haberle visto en Las Vegas).
Y ahora pasamos a la versión de Cuky de cómo acontecieron los hechos.
Hallábase Cuky tranquilo tomando el té con un trocito de la tarta (ayyyy...mi tarta...¿Por qué todas las tartas ricas mueren jóvenes Y_Y? Para muestra, un botón), cuando el Sombrerero de marras, (sentado enfrente), le tiró un trozo de tarta a la cara. Ahí Cuky no supo si reír o llorar pero cuando le tiró el té hirviendo, sí que reaccionó, y reaccionó de forma súbita levantándose ante la sensación del té caliente por las patuquillas, tirando el trozo de tarta al suelo (plato incluído), su té y el mantel que arrastró con él al agarrarse a algo mientras caía al suelo. El chiflado de la chistera, tomándoselo a risa, no se le ocurrió otra cosa que ponerse a tirar trozos de tarta a Cuky, que seguía en el suelo quemado, lleno de té, de tarta y con el mantel por capa como si fuese el de Assasins Creed versión perruna.
Como ya no sabía qué hacer y no tenía con qué defenderse, y ante la cara de maniático chiflado del candidato a psiquiátrico, empezó a tirarle galletas, subiéndose por los armarios (también como el personaje de Assasins...Le voy a quitar los videojuegos...), para que los misiles tarteriles del Sombrerero no le alcanzasen.
Y así los pillé yo, en plena batalla cuando llegué a casa. Y gracias que llegué yo, porque si llega a venir primero el niño-grande al Sombrerero no le da tiempo a escapar por la ventana. Lo hubiese cogido en el aire y lo hubiese estampado..
Pero yo soy torpe. Muy torpe. Y como buena torpe que soy, resbalé con los trozos de galletas y tarta del suelo cayendo de bruces antes de poder pillar al loco de las narices, que se marchó sin dejar rastro.
Japanese Cotton Cheesecake
(Pastel de queso japonés)
Ingredientes:
100 ml. de leche entera
6 huevos L
400 grs. de queso de untar (tipo philadelfia)
70 grs. de mantequilla
100 ml. de leche entera
6 huevos L
400 grs. de queso de untar (tipo philadelfia)
70 grs. de mantequilla
2 cucharaditas de extracto de vainilla
175 grs. de azúcar blanco
80 grs. de harina de trigo
20 grs. de maicena
80 grs. de harina de trigo
20 grs. de maicena
1 cucharadita de levadura química (tipo royal)
Precalentamos el horno a 160º y llenamos un recipiente con agua. Este recipiente deberá ser lo suficientemente grande como para que nos quepa el molde que hallamos escogido. Nosotros usamos una bandeja de horno bastante honda. Debemos meter la bandeja o el recipiente con agua (para que cubra hasta la mitad del molde), en el horno mientras se precalienta para que al meter el molde con la mezcla del cake el agua esté ya caliente.
Preparamos también el molde, engrasándolo bien o rociándolo con un sray para desmoldar.
Por un lado, comenzamos montando las claras con la pizca de sal, hasta que espumen un poco. Cuando espumen, añadimos el azúcar poco a poco y seguimos montando hasta que forme un merengue y reservamos en la nevera.
Batimos el queso con la mantequilla que deberán estar a temperatura ambiente, (los sacaremos al menos media hora antes de la nevera, este tiempo es orientativo).
A continuación, añadimos las yemas una a una, mientras seguimos batiendo, no añadiendo la siguiente hasta que esté integrada la anterior.
Seguimos añadiendo el extracto y batiendo de nuevo.
A parte, tamizamos la harina, la maicena y la levadura y lo añadimos a la mezcla anterior en 3 veces, alternando con la leche y empezando y acabando con la mezcla de harina.
Por último, y con una lengua de gato, espátula o cuchara, añadimos las claras montadas a la mezcla con movimientos envolventes, para evitar que se nos bajen.
Volcamos nuestra mezcla en el molde y llevamos al horno al menos una hora. Es muy importante que no abráis el horno por lo menos hasta que lleve más de 40 minutos de horneado. Podéis comprobar si queréis si está hecho pinchando con un palillo.
Cuando acabe de hornearse, apagamos y dejamos con la puerta del horno entreabierta hasta que el horno enfríe por completo. Pasado este tiempo, pasamos a una rejilla para que enfríe antes de desmoldar con mucho cuidado.
Finalmente, decoramos con azúcar glass o una cobertura de mermelada de fresas o simplemente fresas. Aunque así solo está genial =)
Una pizca de sal
Preparación:
Preparamos también el molde, engrasándolo bien o rociándolo con un sray para desmoldar.
Por un lado, comenzamos montando las claras con la pizca de sal, hasta que espumen un poco. Cuando espumen, añadimos el azúcar poco a poco y seguimos montando hasta que forme un merengue y reservamos en la nevera.
Batimos el queso con la mantequilla que deberán estar a temperatura ambiente, (los sacaremos al menos media hora antes de la nevera, este tiempo es orientativo).
A continuación, añadimos las yemas una a una, mientras seguimos batiendo, no añadiendo la siguiente hasta que esté integrada la anterior.
Seguimos añadiendo el extracto y batiendo de nuevo.
A parte, tamizamos la harina, la maicena y la levadura y lo añadimos a la mezcla anterior en 3 veces, alternando con la leche y empezando y acabando con la mezcla de harina.
Por último, y con una lengua de gato, espátula o cuchara, añadimos las claras montadas a la mezcla con movimientos envolventes, para evitar que se nos bajen.
Volcamos nuestra mezcla en el molde y llevamos al horno al menos una hora. Es muy importante que no abráis el horno por lo menos hasta que lleve más de 40 minutos de horneado. Podéis comprobar si queréis si está hecho pinchando con un palillo.
Cuando acabe de hornearse, apagamos y dejamos con la puerta del horno entreabierta hasta que el horno enfríe por completo. Pasado este tiempo, pasamos a una rejilla para que enfríe antes de desmoldar con mucho cuidado.
Finalmente, decoramos con azúcar glass o una cobertura de mermelada de fresas o simplemente fresas. Aunque así solo está genial =)
Valoración del chef: Lo poco que pude probar de este pastel antes de que el chiflado me lo empezase a tirar a los bigotes, fue ¡¡guauu!! (eso es un increíble). Seguramente los japoneses, como son muy de probar e inventar, juntaron un bizcocho con un pastel de queso y salió este pastel híbrido y especial que no podéis dejar de probar.
Valoración final del chef: 5 guaus.
Nota: Como os dije en la preparación, es importante no abrir la puerta antes de que lleve al menos 3/4 de su tiempo y sobre todo, que no le den corrientes de aire según lo saquéis del horno. Por desgracia, en mi casa hay mucho amigo de no respetar las normas y, por culpa de una de esas corrientes (esta vez no fue el Sombrerero), se me quedó un poco más hundido de lo que sería su forma original pero, según el chef, conserva todo su sabor.
Como os contó el chef en su valoración, es un pastel muy tierno, esponjoso, de sabor delicado, que anda a medio camino entre un bizcocho tierno y jugoso y un pastel de queso muy suave. Por suerte, y muy a pesar del Sombrerero, como tengo un peludito que es un amor, a parte de las docenas de galletas y cupcakes, me hizo este pastel para que le perdonase, y como soy una blanda y me pone ojillos brillantes y carita de pena...Pues le perdoné. Y también le di parte del pastel, porque al final el pobre, sólo se pudo comer las migas que le tiró el otro himpoglúcido. El niño grande también disfrutó bien de él.. Total que, volveremos a repetirlo. Y vosotros, no perdáis de hacerlo, os lo recomendamos muy mucho.
Queremos agradecer el último premio que nos han otorgado y que contestaremos en el próximo post con más tiempo. Muchas gracias a "Delirio por el dulce" por el tag "conóceme". Siempre nos encanta todos los premios que nos concedéis pero sobre todo, nos encanta que nos sigáis leyendo. Sois todos geniales.
P.D: Sigo buscando al Sombrerero Loco. Si lo veis, echadle el guante de mi parte. PERO NO LO DEJÉIS ENTRAR EN CASA.
¡¡Abrazo de osote para todos y porrazo en la cabeza al loco del sombrero!!
¡¡Abrazo de osote para todos y porrazo en la cabeza al loco del sombrero!!
Honey Kiss.
Peace, Love & Music.