Es rara la vez que se menciona la magia y Cuky no saque a colación su antigua amistad con David Copperfield. El relato, (como todos los del chef), suele empezar con un lugar y una fecha, tal que así:
-Corría el año 1997 y yo, que me encontraba por aquel entonces probando fortuna en la bolsa de Nueva York,..
(Y seguiría, en este caso...):
-... me encontré con un tipo alto, de buen porte y pelazo moreno que vestía de negro.
La historia, para resumirosla, seguiría con Cuky tropezando con el pobre mago y tirándole el chocolate que llevaba hirviendo por encima de su camisa negra. El tío, que debía de ser agradable o que aquel día estaba de buen humor porque ya había ligado con la "Chifer", no se enfadó, sino que invitó al chef a tomar un chocolate con él. El bigotes cuenta también cómo en ese pequeño encuentro, David le reveló algunos de sus trucos de magia. Años después, acabarían perdiendo el contacto. Aquel fue el primer y el último día que Cuky probaría fortuna en la bolsa, pero sería el primer día que lo intentaría con la magia... Hasta una semana después. Y es que, de todo, (menos de la comida), se cansa el bigotes rápido. Tras varios intentos, copas rotas, sombreros sin chistera, conejos que no salían de ellos, barajas a las que les faltaban ases, y monedas que desaparecían pero no volvían a aparecer; Cuky dejó la magia aparcada...Hasta este día en el que decidí hacer la receta de buñuelos que le habíamos robado a Libia.
El primero de sus trucos consistía, (según él), en la teletransportación. Que no sé vosotros, pero a mí eso me suena más a ciencia-ficción. El caso es que, ataviado con una capa morada con brillos recién comprada, estilo Tamariz, me hizo darme la vuelta para desaparecer y aparecer de nuevo con la receta robada y calentita de Libia. Claro que, yo no lo vi ni desaparecer ni aparecer, porque estuve todo el tiempo mirando a la pared. Tan sólo sentí dos "chas", (supongo que uno para irse y otro para volver), y al cabo de 5 minutos, tras mucho humo y algo de polvo, (cuida todo detalle, este chef está en todo), me mandó girarme para verlo triunfal con la capa envolviéndolo cual capullo de mariposa con mirada mística incluida.
Como buen mago, no quiso revelarme el truco. Eso sí, estaba con el pecho hinchado de orgullo por ser el primer truco que le salía en años...Bueno, en la vida.
El siguiente truco vino cuando acabé de hacer los buñuelos, (los que por cierto, no me ayudó a hacer con la excusa de que al freír el olor se le quedaba en el pelo y palabras textuales: "Eso luego no se quita con nada").
Cuando acabé de hacer los buñuelos y de rellenarlos, le hinqué gustosa el diente al primero. Cuando el niño-grande los vio, se llevó 3 a la boca. Y por la noche, de 32 buñuelos, ya sólo quedaban 20. Lo curioso fue ver cómo al día siguiente a media tarde ya no quedaba ninguno. Extrañada, miré a Cuky porque ese 6º sentido que solemos tener las mujeres, me decía que él había tenido algo que ver. Y así era, su segundo y último truco consistía en hacer desaparecer los buñuelos "por arte de magia".
Como os imaginaréis, tampoco quiso revelarme el truco. Pero bien me huelo que tiene algo que ver con el dolor de barriga que tuvo por la noche y las pocas ganas de comer nada en todo el día.
Como ya habréis adivinado "por arte de magia", hoy os traemos una receta del asaltablogs. El blog asaltado es el de Libia "Tartis y más", y nuestra receta asaltada: Los buñuelos rellenos. Como la trufa no "triunfa", (no os riáis con esto por favor, que me obligó a ponerlo Cuky), en casa, decidimos hacerle, (tras poco debate y mucha unanimidad), un relleno de cremita, que también desaparece como por arte de magia.
Buñuelos rellenos de crema:
Ingredientes para la masa de buñuelo:
200 ml. de leche (nosotros usamos semi)
90 ml. de agua
La ralladura de medio limón mediano (o la cáscara de un limón)
60 grs. de mantequilla (la receta original pone 50)
65 grs. de azúcar (50 en la original)
1/2 cucharadita de sal
150 grs. de harina
3 huevos L (la receta original pide 4 pequeños)
1 cucharadita de levadura
Aceite de oliva para freírlos
Azúcar blanco para rebozarlos
Preparación de la masa:
Ponemos en un cazo a fuego fuerte: la leche, el agua, la mantequilla, la ralladura o piel del limón, la sal y el azúcar y removemos hasta que comience a hervir.
Cuando rompa a hervir, quitamos la cáscara del limón, en el caso de haberla puesto, y echamos la harina de golpe. Aquí bajamos un poco el fuego y, con una cucharada de madera, una espátula o una lengua de gato, removemos bien la mezcla hasta que sea homogénea y empiece a despegarse de los bordes.
En este momento, quitamos del fuego y dejamos enfriar.
Cuando halla enfriado, añadimos los huevos, uno a uno. Sin añadir el siguiente hasta que se haya integrado el anterior. Os costará un pelín de trabajo, pero acabará quedando homogénea.
Cuando hallamos incorporado todos los huevos, añadimos la levadura y mezclamos bien de nuevo.
Ponemos a calentar a fuego no muy fuerte (medio-alto), en una sartén el aceite de oliva y, ayudándonos de dos cucharitas de postre, hacemos unas bolitas, (como haríamos para hacer unas croquetas, pero más redonditas). Del tamaño de algo más de una canica grandota, de esas que molaban tanto cuando éramos peques que tenían tantos colores. Y echamos a freír. Podéis freír unos cuantos de una vez, dependiendo del tamaño de la sartén y vigilando que tengan sitio para dar la vuelta.
No hace falta tocarlos, ni darles la vuelta. Ellos solos se dan la vuelta cuando están hechos. Tardan aproximadamente unos 7-10 minutos. No los dejéis dorarse demasiado porque pueden quedar algo crujientes, y están mucho más ricos blanditos.
Sacamos y dejamos escurrir en un plato con un poco de papel absorbente. Cuando los hallamos sacado todos, rebozaremos con azúcar blanco y acabaremos de dejar enfriar antes de rellenarlos.
Para el relleno:
Podéis usar crema pastelera, nutella, trufa, nata...Lo que se os ocurra. O incluso podéis dejarlos así, como buñuelos de viento. Aquí, como somos muy "llambiones", los rellenamos bien bien de crema pastelera, con manga y boquilla de agujerito fino en mano, clavamos y rellenamos todo lo que queramos. En mi caso, me flipé un poco y los rellené tanto que empezaron a hinchar como buñuelos radiactivos...Mmm...Estaban gorditos y rebosantes de crema, no me extraña que hallan "desaparecido".
Valoración del chef: Si tenéis ganas de hacer un postre sencillo, rápido, rico y pequeñito, de esos de bocado. De los que empiezas a comer uno y no paras hasta que desaparecen, (sí, la palabra hoy es "desaparecer"), este es vuestro postre. Son un bocadito tierno, esponjoso, cremoso y muy, muy rico. Ideal para compartir con magos expertos o amateurs.
Cada vez queda menos para conocer a la ganadora del concurso "Música dulce". Si aún no habéis votado. Recordad que tenéis hasta el 30 de abril para votar vuestra propuesta favorita. Podéis votar haciendo click aquí y rellenando el formulario.
Esperamos que halláis tenido buen fin de semana. Ahora nos vamos corriendo a echar un vistazo al resto de asaltos de nuestros compis ^_^
¡Un besote gordote y abrazo de osete!
Esperamos que halláis tenido buen fin de semana. Ahora nos vamos corriendo a echar un vistazo al resto de asaltos de nuestros compis ^_^
¡Un besote gordote y abrazo de osete!