A Cuky la nieve le gusta un poco más. Un poco más que la lluvia, pero sólo si la ve desde la ventana.
Ahora que, cuando hablamos de Navidad, eso ya le gusta más. Pero siempre sin pasar frío.
Y le digo yo que,¿qué es una Navidad sin frío y sin nieve?, no es Navidad.
A mí me gusta que haya frío del bueno y nieve, a ser posible, pero aquí es mucho pedir porque rara vez solemos ver nevar en nuestra ciudad, aunque sí en los alrededores. Yo con el frío y la lluvia ya soy feliz. Y la Navidad, no nos olvidemos de la Navidad. Punto importante.
Y ahora...
¡¡¡¡¡Es Navidaaaaad!!!!! Wiiiiiiiiiii.
Con las ganas que tenemos siempre de que llegue.
El chef y yo la esperamos desde el verano. O desde que acaban, prácticamente.
Cuando llega finales de Enero, ya las echamos de menos. Al igual que nuestra figura antes de las fiestas. Aunque el chef, como ya comenté en anteriores ocasiones, con eso no tiene mucho problema. Guarda siempre una figura envidiable a pesar de ponerse hasta el rabete. Y de todas formas, en invierno lleva siempre una buena mata de pelo para resguardarse del frío, así que no se notan mucho las lorcis perrunas, y puede seguir comiendo hasta que llegue Abril. O las próximas Navidades.
Como estos días ya estamos encendiendo el horno para cocinar, (en realidad YO encendí el horno estos días para cocinar), al chef ya no le afectaba tanto el frío, le picó la polilla navideña y tenía ganas de cocinar algo rico para estas fiestas.
Le dimos varias vueltas a la idea y al chocolate que nos estábamos tomando mientras la horneábamos mentalmente.
Teníamos ganas de hacer una tarta especial. Una grandota y con muchas cosicas por encima. Y que fuese navideña. No nos olvidemos de la Navidad. Punto importante.
Tras 3 chocolates del chef, (yo no, con uno ya estaba empachada), y 3 croissants, parecía que la idea iba tomando forma. Cogimos papel y lápiz y la plasmamos para llevarla a cabo ese mismo día, no podíamos esperar, (tampoco es que tuviésemos mucho tiempo, Navidad era en 2 días y la tarta tenía que estar lista para que todos pudiésemos decir, después de empacharnos, aquello de: "Tenía que haber dejado sitio para el postre", o frases tan célebres como: "Si es que en estas fiestas se come de más"...Pero nadie dice que no a una docena de gambones).
~4 huevos L
~250 grs. de azúcar blanco
~400 grs. de harina de trigo
~100 ml. de nata
~100 ml. de leche entera
~150 ml. de aceite de oliva suave (también vale de girasol)
~200 ml. de crema de orujo
~1 cucharadita colmada de levadura química (tipo royal)
~Una pizca de sal
~Colorantes rojo y verde para los bizcochos (opcional)
~(Más crema de orujo para bañar los bizcochos)
*(Click aquí para ver los ingredientes y la preparación de la crema pastelera)
~300 ml. de nata para montar (con al menos el 35,1% de materia grasa)
~250 grs. de queso de untar (tipo philadelfia) (una tarrina aprox.)
~Azúcar blanco al gusto para endulzar
~Chocolate blanco y leche (para la capa roja) y colorante rojo
~Chuches para decorar!!!!
~Precalentamos el horno a 170º sin ventilador (o 160º con ventilador), con calor arriba y abajo y ponemos papel vegetal en el fondo de nuestro molde, engrasándolo también con mantequilla o con spray especial.
~Separamos las yemas de las claras y montamos estas últimas con la pizca de sal hasta que se formen picos firmes y reservamos en la nevera. Por otro lado, batimos las yemas junto con el azúcar unos 5 minutos hasta que duplique su volumen y quede una mezcla esponjosa.
~Añadimos a nuestra mezcla de yemas el aceite muy poco a poco, sin dejar de batir a velocidad media, y batimos un par de minutos más hasta que quede bien integrado.
~Seguimos añadiendo ahora la crema de orujo, con el mismo procedimiento, poco a poco y sin dejar de batir. Batiremos un par de minutos más cuando la mezcla sea homogénea.
~Ahora y a parte, tamizamos la harina y la levadura y la añadiremos a nuestra mezcla de ingredientes húmedos en 3 veces, alternando con la leche y la nata (que mezclaremos) en 2 veces, empezando y terminando por la harina.
Cuando incorporemos la harina siempre será removiendo lo necesario para que se integre y con unas varillas manuales. Cuando la harina esté bien integrada, pasaremos a incorporar la siguiente parte de leche-nata, removiendo también con las varillas, seguiremos de nuevo con la harina hasta acabar el proceso y que nuestra masa quede bien mezclada.
~Por último, sacamos las claras de la nevera y las añadimos en dos veces a nuestra mezcla, removiendo con movimientos envolventes con una cucharada, una espátula o lengua de gato. Seguiremos removiendo hasta que queden bien integradas y bien repartidas, sin batir para que no se nos vaya el aire que contienen.
~A continuación, dividimos la masa en 3 partes iguales, (podemos ayudarnos de una cuchara de helado o pesándolas), y les añadimos color. Nosotros añadimos rojo a dos partes y verde a otra, la que quedaría en medio pero, podéis hacerlo como más os guste. El colorante no da sabor y es una idea muy divertida para estas fiestas =)
~Cuando tengamos la masa teñida y dividida y con nuestro molde preparado, (si tenéis tres moldes, perfecto!), verteremos nuestra primera parte de la masa (la roja mismamente), y reservaremos las otras dos tapadas con papel film en la nevera.
Horneamos a la misma temperatura a la que precalentamos unos 20-25 minutos,(ya sabéis que esto varía siempre en función del horno, a partir de los 20 hay que estar pendientes del bizcocho pues es cuando comienza a estar hecho y si nos pasamos, puede quedar seco).
~Cuando esté hecho, sacamos del horno y, sin desmoldar, dejamos enfriar 10 minutos sobre una rejilla. Luego, desmoldaremos y dejaremos enfriar por completo en la rejilla mientras horneamos las otras dos partes de bizcocho.
~Cuando tengamos los 3 bizcochos hechos y bien fríos, los envolveremos con papel film y los dejaremos reposar al menos 5 horas, (aunque siempre es mejor dejarlos de un día para otro). Después de este tiempo de reposo, los sacamos del papel film, cortamos para que queden rectos y colocamos sobre una rejilla para untar con más crema de orujo, empapándolos un poco pero tampoco pasándonos.
~Batimos el queso con unas varillas hasta que quede bien cremoso y sin grumos y reservamos fuera de la nevera.
~A parte, sacamos la nata de la nevera, que deberá estar muy fría y comenzamos a batir. Cuando comience a coger cuerpo, añadiremos el azúcar poco a poco, sin dejar de batir, y seguiremos batiendo hasta que se monte por completo.
~Añadimos la nata en varias veces a nuestra crema de queso ya batida, y mezclaremos con movimientos envolventes y mucho cuidado, para que no se baje la nata que ya está montada. Requiere paciencia y cuidado pero el resultado merece la pena. Debe quedar un frosting firme pero untuoso, ideal para decorar nuestra tarta.
Podéis reservar en la nevera sin problemas, aguanta un par de días o 3. Y si os sobra, podéis congelarlo porque aguanta un mes perfectamente.
~Con los bizcochos ya remojados, (dejaremos reposar 10 minutos después de remojarlos y antes de proceder al montaje de la tarta), colocamos nuestro primer bizcocho sobre el plato que escojamos y le untamos una buena capa de crema pastelera, lo suficiente para que quede bastante crema pero sin pasarnos, pues los bizcochos no aguantarían el peso y se tambalearían. Lo ideal son unas 5-6 cucharadas grandotas de crema. Lo esparcemos bien y repetimos con el siguiente bizcocho, en el último, no pondremos crema pues ya decoraremos con el frosting.
~Primera capa de frosting: Cuando lleguemos a nuestro último bizcocho, untamos toda la tarta con el frosting de nata-queso, una capa fina, la "cubre-sella-migas", lo suficiente para sellar esas miguitas del bizcocho rebeldes pero no tan gordota como para que no se intuyan los bizcochos.
Dejamos reposar de un día para otro, si tenéis tiempo, o al menos un par de horas en la nevera antes de dar la siguiente capa.
~Segunda capa de frosting: Damos otra capa de frosting, esta vez más espesita, perfilando bien y dejándola lisita. Veremos que ya comienzan a taparse bien los bizcochos pero puede que aún se vean, no os preocupéis, en la siguiente los acabaremos de tapar por completo ;)
~Tercera capa de frosting: Hay quien le da un par de capas, hay quien le da 4...Hay quien se vuelve loco como el chef y le da 7 como hizo una vez...(Se lió, se lió y luego era más capa que pastel), lo ideal yo creo que son 3, pues con la tercera la tarta ya queda bien cubierta y perfecta. En esta capa podéis echarle más frosting, lo importante es alisarla bien para que el resultado final sea perfecto. Os podéis ayudar con un poco de agua templada y una espátula. Mojando la espátula en agua tibia y secándola seguidamente, podéis ir alisando la tarta poco a poco.
~Por último, decoramos: Derretimos el chocolate blanco junto con la leche muy despacio y, cuando esté bien fundido, echaremos colorante rojo. Dejamos templar antes de echar sobre nuestra tarta. Por último, decoraremos con las chuches que más nos gusten =)
Ahora que, cuando hablamos de Navidad, eso ya le gusta más. Pero siempre sin pasar frío.
Y le digo yo que,¿qué es una Navidad sin frío y sin nieve?, no es Navidad.
A mí me gusta que haya frío del bueno y nieve, a ser posible, pero aquí es mucho pedir porque rara vez solemos ver nevar en nuestra ciudad, aunque sí en los alrededores. Yo con el frío y la lluvia ya soy feliz. Y la Navidad, no nos olvidemos de la Navidad. Punto importante.
Y ahora...
¡¡¡¡¡Es Navidaaaaad!!!!! Wiiiiiiiiiii.
Con las ganas que tenemos siempre de que llegue.
El chef y yo la esperamos desde el verano. O desde que acaban, prácticamente.
Cuando llega finales de Enero, ya las echamos de menos. Al igual que nuestra figura antes de las fiestas. Aunque el chef, como ya comenté en anteriores ocasiones, con eso no tiene mucho problema. Guarda siempre una figura envidiable a pesar de ponerse hasta el rabete. Y de todas formas, en invierno lleva siempre una buena mata de pelo para resguardarse del frío, así que no se notan mucho las lorcis perrunas, y puede seguir comiendo hasta que llegue Abril. O las próximas Navidades.
Le dimos varias vueltas a la idea y al chocolate que nos estábamos tomando mientras la horneábamos mentalmente.
Teníamos ganas de hacer una tarta especial. Una grandota y con muchas cosicas por encima. Y que fuese navideña. No nos olvidemos de la Navidad. Punto importante.
Tras 3 chocolates del chef, (yo no, con uno ya estaba empachada), y 3 croissants, parecía que la idea iba tomando forma. Cogimos papel y lápiz y la plasmamos para llevarla a cabo ese mismo día, no podíamos esperar, (tampoco es que tuviésemos mucho tiempo, Navidad era en 2 días y la tarta tenía que estar lista para que todos pudiésemos decir, después de empacharnos, aquello de: "Tenía que haber dejado sitio para el postre", o frases tan célebres como: "Si es que en estas fiestas se come de más"...Pero nadie dice que no a una docena de gambones).
~4 huevos L
~250 grs. de azúcar blanco
~400 grs. de harina de trigo
~100 ml. de nata
~100 ml. de leche entera
~150 ml. de aceite de oliva suave (también vale de girasol)
~200 ml. de crema de orujo
~1 cucharadita colmada de levadura química (tipo royal)
~Una pizca de sal
~Colorantes rojo y verde para los bizcochos (opcional)
~(Más crema de orujo para bañar los bizcochos)
~250 grs. de queso de untar (tipo philadelfia) (una tarrina aprox.)
~Azúcar blanco al gusto para endulzar
~Chocolate blanco y leche (para la capa roja) y colorante rojo
~Chuches para decorar!!!!
~Precalentamos el horno a 170º sin ventilador (o 160º con ventilador), con calor arriba y abajo y ponemos papel vegetal en el fondo de nuestro molde, engrasándolo también con mantequilla o con spray especial.
~Separamos las yemas de las claras y montamos estas últimas con la pizca de sal hasta que se formen picos firmes y reservamos en la nevera. Por otro lado, batimos las yemas junto con el azúcar unos 5 minutos hasta que duplique su volumen y quede una mezcla esponjosa.
~Añadimos a nuestra mezcla de yemas el aceite muy poco a poco, sin dejar de batir a velocidad media, y batimos un par de minutos más hasta que quede bien integrado.
~Seguimos añadiendo ahora la crema de orujo, con el mismo procedimiento, poco a poco y sin dejar de batir. Batiremos un par de minutos más cuando la mezcla sea homogénea.
~Ahora y a parte, tamizamos la harina y la levadura y la añadiremos a nuestra mezcla de ingredientes húmedos en 3 veces, alternando con la leche y la nata (que mezclaremos) en 2 veces, empezando y terminando por la harina.
Cuando incorporemos la harina siempre será removiendo lo necesario para que se integre y con unas varillas manuales. Cuando la harina esté bien integrada, pasaremos a incorporar la siguiente parte de leche-nata, removiendo también con las varillas, seguiremos de nuevo con la harina hasta acabar el proceso y que nuestra masa quede bien mezclada.
~Por último, sacamos las claras de la nevera y las añadimos en dos veces a nuestra mezcla, removiendo con movimientos envolventes con una cucharada, una espátula o lengua de gato. Seguiremos removiendo hasta que queden bien integradas y bien repartidas, sin batir para que no se nos vaya el aire que contienen.
~A continuación, dividimos la masa en 3 partes iguales, (podemos ayudarnos de una cuchara de helado o pesándolas), y les añadimos color. Nosotros añadimos rojo a dos partes y verde a otra, la que quedaría en medio pero, podéis hacerlo como más os guste. El colorante no da sabor y es una idea muy divertida para estas fiestas =)
~Cuando tengamos la masa teñida y dividida y con nuestro molde preparado, (si tenéis tres moldes, perfecto!), verteremos nuestra primera parte de la masa (la roja mismamente), y reservaremos las otras dos tapadas con papel film en la nevera.
Horneamos a la misma temperatura a la que precalentamos unos 20-25 minutos,(ya sabéis que esto varía siempre en función del horno, a partir de los 20 hay que estar pendientes del bizcocho pues es cuando comienza a estar hecho y si nos pasamos, puede quedar seco).
~Cuando esté hecho, sacamos del horno y, sin desmoldar, dejamos enfriar 10 minutos sobre una rejilla. Luego, desmoldaremos y dejaremos enfriar por completo en la rejilla mientras horneamos las otras dos partes de bizcocho.
~Cuando tengamos los 3 bizcochos hechos y bien fríos, los envolveremos con papel film y los dejaremos reposar al menos 5 horas, (aunque siempre es mejor dejarlos de un día para otro). Después de este tiempo de reposo, los sacamos del papel film, cortamos para que queden rectos y colocamos sobre una rejilla para untar con más crema de orujo, empapándolos un poco pero tampoco pasándonos.
~Batimos el queso con unas varillas hasta que quede bien cremoso y sin grumos y reservamos fuera de la nevera.
~A parte, sacamos la nata de la nevera, que deberá estar muy fría y comenzamos a batir. Cuando comience a coger cuerpo, añadiremos el azúcar poco a poco, sin dejar de batir, y seguiremos batiendo hasta que se monte por completo.
~Añadimos la nata en varias veces a nuestra crema de queso ya batida, y mezclaremos con movimientos envolventes y mucho cuidado, para que no se baje la nata que ya está montada. Requiere paciencia y cuidado pero el resultado merece la pena. Debe quedar un frosting firme pero untuoso, ideal para decorar nuestra tarta.
Podéis reservar en la nevera sin problemas, aguanta un par de días o 3. Y si os sobra, podéis congelarlo porque aguanta un mes perfectamente.
~Primera capa de frosting: Cuando lleguemos a nuestro último bizcocho, untamos toda la tarta con el frosting de nata-queso, una capa fina, la "cubre-sella-migas", lo suficiente para sellar esas miguitas del bizcocho rebeldes pero no tan gordota como para que no se intuyan los bizcochos.
Dejamos reposar de un día para otro, si tenéis tiempo, o al menos un par de horas en la nevera antes de dar la siguiente capa.
~Segunda capa de frosting: Damos otra capa de frosting, esta vez más espesita, perfilando bien y dejándola lisita. Veremos que ya comienzan a taparse bien los bizcochos pero puede que aún se vean, no os preocupéis, en la siguiente los acabaremos de tapar por completo ;)
~Tercera capa de frosting: Hay quien le da un par de capas, hay quien le da 4...Hay quien se vuelve loco como el chef y le da 7 como hizo una vez...(Se lió, se lió y luego era más capa que pastel), lo ideal yo creo que son 3, pues con la tercera la tarta ya queda bien cubierta y perfecta. En esta capa podéis echarle más frosting, lo importante es alisarla bien para que el resultado final sea perfecto. Os podéis ayudar con un poco de agua templada y una espátula. Mojando la espátula en agua tibia y secándola seguidamente, podéis ir alisando la tarta poco a poco.
~Por último, decoramos: Derretimos el chocolate blanco junto con la leche muy despacio y, cuando esté bien fundido, echaremos colorante rojo. Dejamos templar antes de echar sobre nuestra tarta. Por último, decoraremos con las chuches que más nos gusten =)
Esperamos que estéis disfrutando mucho de estas fiestas (y no engordando ;) )
Pronto volveremos con otra tarta especial.
¡¡¡¡ Felices fiestas y feliz 2017 !!!!
¡¡¡¡Abrazo de osete navideño!!!!
Honey Kiss.