Sabemos que nos echábais de menos...De la misma manera en la que nosotros os añorábamos.
Y es que, han sido dos semanas en las que no hemos parado. De un lado para otro...Y el fin de semana, que es cuando el chef se pone el delantal y el pinche coge su cuadernito para tomar notas, hemos estado fuera, por lo que, cocinar ha sido imposible... Y !no penséis que no lo echábamos de menos!. Igual que pasarnos por aquí. El chef, el pinche y yo, ya teníamos mono de traeros una nueva receta (y catarla antes, por supuesto). Aunque el chef aún se esté tirando de los bigotillos porque, por primera vez en la historia de este blog..¡¡NO HA PROBADO LA RECETA!!...
Vivir para ver...
¿Qué será lo próximo?, ¿se pondrá a dieta?...No lo verán nuestros ojos. Aquí a mi lado, tacita de té en mano (como de costumbre siempre que me pongo a redactar cada post), me ha fulminado con una mirada de "perdóname la vida" que me ha dejado bastante claro que las dietas no están escritas para él...Ni falta que le hace. No engorda el jodío.
Y el pequeño Poty no lo hace mal tampoco. Porque si el chef come como una lima, Poty come como lima y media.
Y aquí, el niño-grande y yo, siempre nos las vemos y nos las deseamos para poder llegar a tiempo de catar algún trocito, migaja o resto de cualquier cosilla que preparen en la cocina...
Últimamente, servidora no ha catado gran cosa, ya que siempre llegaba tarde, (culpa mía), sin embargo, este fin de semana, (el tan esperado fin de semana en el que volvíamos a cocinar después de dos semanas de secado dulce), ha sido el chef el que se ha quedado sin su ración...
Todavía le dura el mosqueo, (a pesar de que Poty está ahora mismo ofreciéndole media manzana. ¿Media manzana?, ¿el chef?, cuando los cerdos vuelen...).
Y, "¿por qué se ha quedado sin probar lo que ha cocinado?". "¡Pobrecillo!", pensaréis. Ingenuos de vosotros, que no le conocéis. El chef es un depredador dulce por naturaleza. Nunca nos deja ni las migas, era ley de Murphy y del karma que algún día se volviesen las tornas y fuese él quien se quedase sin la prueba.
Era viernes cuando el pinche Poty y yo nos pusimos a cocinar. Había oscurecido y teníamos muchas ganas de probar un bizcocho que habíamos maquinado esa misma semana, cuando probásemos esta tableta de chocolate tan rica, (nos cautivó. Si podéis, probadla, de verdad. Lo malo es que, una vez que empecéis, ¡no podréis no acabarla!).
En cuanto le dimos el primer bocado, (los cuatro sentados juntitos, compartiendo la tableta, como buena familia. Sin pelearnos), supimos que teníamos que hacer algo así. Y tenía que llevar obligatoriamente chocolate blanco y galleta. Necesitábamos recrear ese sabor en una de nuestras recetas.
Necesitábamos alargar un poco más el sabor de esa tableta de chocolate que nos supo más bien a poco. Porque estaba deliciosa.
Y lo conseguimos.
Creamos un bizcocho digno del chef. Poty no podía estar más contento,(ni más lleno), cuando corrió a despertar a Cuky de su siesta de 5 horas, (sí, 5 horas, porque el chef cuando hace algo, lo hace bien. No nació para hacer las cosas a medias).
Claro, El niño-grande también estaba en casa. Y le había encantado la tableta de chocolate. Además, habíamos tenido visita, por lo que el bizcocho "voló" y cuando el chef se despertó, hambriento y cubierto de legañas, no supimos cómo explicarle la situación.
Lo siguiente que recordamos es tenerle de morros hasta hoy.
Esperemos hacerle otro bizcocho para que se le pase. Todo es cuestión de saber mover ciertos hilos (de soborno).
Como veis, la receta de hoy es un bizcocho inspirado en uno de los chocolate de Clavileño. Un chocolate que nos encanta. Hemos probado varios suyos, pero éste de chocolate blanco y galleta, nos ha llenado el corazón (y el estómago). No podíamos no hacer algo relacionado con él ;)
Tomad nota que este bizcocho ¡¡No lleva harina!!, solo rica galletita y mucho, muuucho chocolate blanco.
~4 huevos L
~100 grs. de azúcar blanco
~250 grs. de azúcar moreno
~80 ml. de aceite de oliva suave (o de girasol)
~Un yogur natural (sin azúcar)
~1/2 cucharadita de sal
~1 cucharada de vainilla en pasta
~1 cucharada de cacao en polvo desgrasado
~1/2 sobre de levadura (8 grs.)
~300 grs. de galleta tostada (tipo María)* picadas (hasta dejarlas en un polvo fino) **
*Nosotros usamos éstas que nos encantan.
**Este bizcocho no lleva harina sino galleta molida. Veréis qué resultado tan rico. Es como una bizco-galleta ;)
~150 ml. de nata para montar (Central Lechera Asturiana)
~250 grs. de chocolate blanco
~1. Precalentamos el horno a 180º con calor arriba y abajo y engrasamos nuestro molde (nosotros hemos utilizado uno de BundtCake, de Nordic Ware, que nos encantan. Somos "fans").
~2. Por un lado, separamos las claras de las yemas y montamos las claras con la pizca de sal. Cuando empiecen a espumar y ponerse blanquitas, añadiremos el azúcar blanco en hilo, sin dejar de batir a velocidad media. Cuando lo hayamos incorporado por completo, batiremos a velocidad alta hasta formar un merengue de picos firmes. Reservamos en la nevera.
~3. Batiremos las yemas junto con el azúcar moreno, al menos un par de minutos, hasta que la mezcla se vuelva esponjosa y duplique su volumen. A continuación, añadiremos el yogur sin dejar de batir, y seguidamente, la vainilla.
~4. A parte, molemos las galletas hasta dejarlas en un polvo muy fino, para hacer las veces de harina. Necesitamos que no quede ningún trocito gordo y que sea un polvo homogéneo para que al hornear se haga todo el bizcocho por igual. Podéis hacerlo con un robot o un mortero, aunque os llevará más trabajo y más tiempo.
~5. Mezclamos el polvo de galleta junto con el cacao y la levadura.
~6. Añadimos el aceite, en hilo y sin dejar de batir, a nuestra mezcla de ingredientes húmedos. Seguidamente, utilizando unas varillas manuales, añadiremos los ingredientes secos, revolviendo lo justo para que se integren. La mezcla será un poco espesa al principio, pero no os preocupéis porque quedan por añadir las claras.
~7. Por último, añadimos las claras que teníamos ya montadas con una espátula y con movimientos envolventes para evitar que se bajen. Cuando la mezcla sea homogénea, vertemos la misma en el molde ya engrasado y damos unos golpecitos para que la masa se asiente antes de hornear.
~8. Horneamos a 175º con calor arriba y abajo durante 40-45 minutos, (dependerá del horno, a nosotros nos tardó 42. Podéis comprobarlo pinchando con un palillo sobre los 40 minutos). Apagamos el horno y abrimos ligeramente la puerta antes de sacar el bizcocho, que dejaremos reposar sobre una rejilla en el mismo molde unos 20 minutos. Desmoldamos y dejamos enfriar por completo mientras preparamos la ganache.
~1. Haremos una ganache muy sencilla para cubrir el bizcocho. En un cazo, ponemos a calentar la nata hasta que hierva, y apartamos del fuego. A continuación, añadimos el chocolate troceado poco a poco y removiendo hasta que se integren los trocitos. Si es necesario, podéis ponerlo en el fuego apagado si la nata se ha enfriado, pero tened cuidado con el calor ya que, puede quemar el chocolate.
~2. Cuando tengamos la ganache ya preparada, dejamos enfriar antes de verter sobre nuestro bizcocho (ya frío y sobre una rejilla para recoger los restos que nos caigan de la ganache). Podéis darle un par de capas (o tres, como hemos hecho nosotros, que somos unos apasionados del chocolate blanco...sin remedio!!).
~3. Dejamos escurrir el chocolate sobrante y...¡¡Ya tenemos nuestro bizcocho!! ^^
Es un secreto pero...Ahora que el chef se ha acabado su té y se ha ido a echar la siesta antes de la merienda, Poty y yo estamos maquinando preparar otro bizcocho para que al despertar pueda probarlo, y así nos perdone por fin...Así que, estáis invitados a venir a merendar con nosotros ;)
¡Os esperamos! ^^
Sed felices.
¡¡Abrazo de osete galletil!!
Honey Kiss.